martes, 5 de mayo de 2009

Blancanieves


Érase una vez, un reino donde todos eran felices y los pájaros cantaban alegremente. El rey y la reina, sólo tenían un deseo, tener una hijita que corriese y jugara por la verdes praderas de los jardines de palacio. Un buen día, los reyes recibieron la visita del hada bondadosa quien les anunció:
-Conforme con vuestros deseos tendréis una hija que será tan blanca como la nieve, la más hermosa del reino será, y por su gracia y bondad, la llamaréis blancanieves. Y así fue, pero al nacer la niña, murió su madre, la reina. Pasaron unos años y el rey tuvo que partir para la guerra y para no dejar sola a Blancanieves contrajo nuevas nupcias. Desgraciadamente la madrastra era presumida y orgullosa; Poseía un espejo mágico, al que siempre preguntaba:
-Espejo mágico, dime si soy la más hermosa de este reino.
-Majestad, tú eres la más bella.
Y pasaron quince años. Un día mientras la reina se contemplaba ante el espejo, le preguntó:
-Espejo, que tienes el poder de las estrellas, dime si de este reino soy la más bella.
-Tu hermosura ha sido breve, ahora la más bella es Blancanieves.
La reina enfurecida llamó a uno de sus arqueros:
-Vete, llévate al bosque a Blancanieves y esta misma noche la matarás.
-Señora, yo no puedo hacer eso.
-Si no lo haces, serás tú el que pierdas la vida. Toma este cofre y traéme en él el corazón de Blancanieves.
El arquero llevó a Blancanieves al bosque, y una vez allí, sacó repentinamente su cuchillo....
-No puedo hacerlo.
-¿Porqué queréis matarme?
-Es vuestra madrastra quien quiere mataros. Corred y esconderos para que la reina nunca pueda encontraros.
-Por vuestra bondad quiero daros un beso.
Blancanieves anduvo todo el día por el bosque, y se hubiese extraviado a no ser porque los animales que habitaban en él, la llevaron hasta una casita pequeña, muy pequeña.
-¡Qué maravilla! Que casita tan pequeña, ¿quién vivirá aquí? Si tiene de todo, pero todo diminuto. Qué mesita, con siete sillitas y siete camitas, con el sueño que tengo.......Bueno juntaré las siete y me echaré a dormir en ellas.

Y mientras Blancanieves dormía, los siete enanitos que vivían en aquélla casita llegaron para descansar después de su trabajo día a día. Pero al ver que había luz, ninguno se atrevía a entrar. Al fin, decidieron hacerlo todos juntos, y cuando llegaron al dormitorio............
-¡Oh! Una niña.............durmiendo en nuestras camas..........
-¡Shhhhhhhh! No la despertéis......
-Y ¿por qué no vamos a despertarla? ¿Qué hace esta niña en nuestras camas?
-Ah..........cre....cre...creo....que....que.....que me he....const....consti.....constipaado. ¡Achúúús!
-¡Ay! ¿Quiénes sois vosotros?
-Somos los siete enanitos que vivimos en esta casa, ¿Y tú quien eres?
-Soy Blancanieves, tuve que escapar y esconderme en el bosque porque mi madrastra la reina quería matarme.
-¿Matarte? Pues quédate con nosotros, aquí no te encontrará.
A partir de entonces, Blancanieves cuidó de los siete enanitos, les hacía las camas, les preparaba la comida, lavaba su ropa, y todos juntos vivían muy felices. Mientras tanto, en su castillo, la reina, segura ya de que su belleza no tenía rival, se acercó de nuevo al espejo mágico y le preguntó:
-Espejito, ¿Quién es la más bella de este reino?
-oh mi señora, tu hermosura fue muy breve, la más bella sigue siendo Blancanieves......
-¿Cómo, vive todavía Blancanieves? ¿Dónde está!
-Tu arquero te engañó, dentro del cofre te trajo el corazón de una paloma, Blancanieves se encuentra en la casa de los enanitos en el bosque.
La reina, loca de furia, bajó corriendo por unas estrechas escaleras de caracol hasta lo más profundo del castillo. Una vez allí, entre aves siniestras y extrañas, preparó un brebaje con una fórmula mágica, que vertió sobre la manzana más hermosa que tenía; Se disfrazó de anciana y se encaminó hacia el bosque para buscar la casita de los enanitos, aprovechando el momento en que ellos estaban trabajando. En el brazo llevaba una cesta llena de manzanas.
-Jajaja, le ofreceré a Blancanieves esta hermosísima manzana, y cuando la muerda.....jajaja.......morirá para siempre.........Toc, toc, toc.
-¿Quién es?
-Soy una pobre anciana que vende manzanas, ¿me dejaréis descansar un poco en vuestra casa? Soy ya tan mayor y estoy tan fatigada.......
-Pasad buena mujer, pasad y sentaos.
-Gracias hija......tomad como recompensa......os daré la más hermosa de mis manzanas, comedla, veréis que rica está.
Nada más clavar Blancanieves sus blancos dientes en la manzana, cayó al suelo. En ese momento llegaron los enanitos, habían sido avisados por los pajarillos, sus amigos los pájaros, del peligro que corría Blancanieves, sólo les dio tiempo de ver salir corriendo a la reina bruja........
-¡Llegasteis tarde, ya nunca más veréis a vuestra Blancanieves! ¡Jajaja!
Los enanitos armados con palos y piedras, y ayudados por los ciervos y demás animales del bosque, porque todos, todos eran amiguitos de Blancanieves, siguieron a la enorme bruja quién huyó entre montañas.......Desde allí comenzó a arrojar enormes piedras a los enanitos para impedirles la ascensión.
-¡Jajaja! ¡No me cojeréis nunca, nunca!
En aquellos momentos estalló una terrible tormenta y uno de los rayos fue a caer sobre la malvada reina convirtiéndola en cenizas. Cuando los enanitos volvieron a la casa encontraron a Blancanieves tendida en el suelo. Entre todos la colocaron en una urna de cristal y a hombros la llevaron hasta el centro del bosque donde la depositaron rodeándola de flores, y sucedió que acertó a pasar por allí un joven y hermoso príncipe montado en un caballo blanco, y al ver a Blancanieves quedó admirado de su belleza.
-Decidme ¿Quién es esa joven tan bella?
Los enanitos contaron al príncipe toda la historia de Blancanieves y conmovido, les pidió permiso para trasladar a su palacio el cuerpo de la joven. Así se pusieron en camino, pero he aquí que precisamente el enano tartamudo fue y tropezó con una piedra haciendo que todos rodaran por los suelos…
-¡Ay! ¿Qué ha pasado, qué ocurre?
Muy sencillo, lo que había ocurrido fue que al rodar los enanitos con la urna y Blancanieves saltó de su garganta el trozo de garganta envenenada que no había llegado a tragar. Todos se alegraron muchísimo al ver que Blancanieves vivía todavía; Pero el más dichoso fue el príncipe que al poco se casó con ella. Y claro, los siete enanitos fueron los padrinos de la boda, y todos fueron muy felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario